LA BUSQUEDA DEL ETERNO AFRODISIACO

Durante tiempos inmemoriales, los seres humanos han mantenido relaciones sexuales y han luchado, paralelamente con el estado de ánimo que, a veces, refrenaba esos impulsos de excitación.

Si echamos la vista atrás, ya en el antigua India se utilizaban remedios afrodisiacos, cuya efectividad queda en entredicho, con testículos de cabra hervidos en leche. 

AFRODISIACOS NATURALES

Con la edad, el deseo sexual se complica porque los hombres y mujeres, aunque somos criaturas sexuales por definición, también tenemos necesidades independientemente diferentes, y algunas veces, cuando nos encontramos en planos distintos, llegamos a creer que nos falta libido o falta de deseo sexual. Por ejemplo, para la mayoría de los hombres el sexo tiene que ver única y exclusivamente con los orgasmos, por lo que culturalmente, este aspecto ha quedado unido al deseo. 

Por otro lado, la mayoría de las mujeres condicionan el sexo a una parte más sensual, es decir, que su satisfacción sexual a menudo es posible sin llegar al orgasmo. Hay variables muy numerosas que van más allá de las relaciones sexuales. La imperiosa necesidad social que se ha instaurado de que hombres y mujeres tienen que ser iguales, ha llevado a construir una concepción de “frígidas” a las mujeres o de “fogosos” a los hombres. Nada más lejos de la realidad. 

PLANTAS AFRODISIACAS

Esto ha llevado a una continua búsqueda de  afrodisiacos para evitar perder el deseo y seguir “cumpliendo” con nuestra pareja. No hay píldoras mágicas con efecto afrodisiaco que hagan recobrar el deseo en nuestras relaciones sexuales, sino que la comunicación, el diálogo, el sentirse bien con uno mismo y llevar una vida más natural, es la clave para que el deseo en nuestras relaciones sexuales siga manteniéndose fuerte.